También conocida como la Muerte Súbita del Lactante, se trata de un fenómeno en el que un niño no mayor de un año muere y las causas de su deceso son desconocidas.
Aunque al infante se le realicen las pruebas necesarias- incluyendo la autopsia- la razón de su fallecimiento no logra ser determinada. Alrededor del 90 % de las estadísticas la conforman niños con una edad inferior a los seis meses.

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Aunque su causa es desconocida, expertos aseguran que hay factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de que un niño muera. Algunas de ellas son:
- La madre del menor tenga una edad inferior a los 21 años. Aunque en la mayoría de los casos los bebés nacidos de embarazadas precoces pueden resultar completamente sanos, expertos piensan que este factor pondría en riesgo al neonato.
- Bebés prematuros y con bajo peso generalmente son más propensos a sufrir de muerte de cuna.
- Mientras más embarazos tengas, más riesgos hay. El porcentaje se incrementa si el intervalo de tiempo entre cada embarazo es inferior al año y medio.
- Colchones muy suaves. Los bebés necesitan una superficie firme para poder dormir. Un colchón demasiado blando incrementa el riesgo de muerte súbita.
- Acostar al bebé boca abajo. Esta posición es peligrosa si tomamos en cuenta que los recién nacidos no poseen bien desarrollados el sistema respiratorio.
- Los gemelos y trillizos tienen más posibilidades de morir repentinamente. Aunque sus causas son desconocidas, las estadísticas así lo apuntan.
- Los varones tienen 60% más de riesgo que las niñas.
No existe forma clara de prevenir la muerte súbita pero algunas recomendaciones son:
- Haz que tu bebé duerma boca arriba.
- Trata de escoger un colchón firme.
- No abrigues en exceso a tu bebé.
- Evita que duerma con peluches, mantas u objetos que puedan asfixiarlo.